“El edificio estaba en estado de obra total y absoluto... No había escrituras, no había reglamento de copropiedad, no había consorcio. En 2013, nos vinieron a cortar el agua, ya que Barenbreuker no había pagado el canon de infraestructura”, dijo la testigo María del Milagro Lastra Lobo, al describir el estado en que vivieron en el dúplex que les entregó el empresario Otto Barenbreuker (h), que está en juicio por presunta defraudación de derechos fiduciarios.
Los primeros en declarar ayer fueron testigos de la defensa: José Berenger y Victorio Stok, del fideicomiso de calle Córdoba 303. Ambos respaldaron el testimonio brindado el lunes por María Silvia Acosta, otra fiduciante del mismo sitio, remarcando que casi todos los fiduciantes, salvo Delina Palomo, una de las denunciantes, estaban de acuerdo en aceptar la oferta de Barenbreuker para hacerse cargo ellos mismos. Sin embargo, este acuerdo no pudo materializarse, porque ya había procesos judiciales contra el empresario. También declararon que la señora Palomo no aceptó la oferta por parte del resto de los fiduciantes de comprarle su parte.
Luego hubo dos testimonios por el fideicomiso de calle Las Heras 175. María Elena Salas de Terán, contó que, junto a su esposo, ya fallecido, pagaron la suma de $179.820 por un monoambiente de 51,34m². Sin embargo, nunca recibieron el departamento. “Jamás obtuvimos una respuesta. Hasta la fecha, no conseguimos ni una baldosa, ni una restitución. Nunca en la vida conocí a una persona que falte tanto a su palabra”, dijo. Además, habló de irregularidades en el informe del fideicomiso, que consiguió en el Registro Inmobiliario, en 2016. “Decía que la ubicación del inmueble era Las Heras 75, y luego decía que Barenbreuker era fiduciario del inmueble de Las Heras 157“.
Luego declaró María Cristina Juárez, que contó que su cuñado le compró un departamento a Barenbreuker, y luego se lo vendió a ella, años después, ya que necesitaba el dinero, porque estaba enfermo. El plazo de entrega era de un año desde la compra, pero Juárez nunca recibió nada. “Quiero que me devuelvan mi departamento, estoy viuda, y necesito vivir en el centro. Quiero que se haga justicia“, expresó.
Sin final de obra
La última en declarar fue María del Milagro Lastra Lobo, del fideicomiso de Las Heras 252. Apuntó que adquirió, junto a su marido, un dúplex compuesto por los departamentos 7º y 8º B, de más de 200m² en total. Para pagarlo, debieron vender dos departamentos que tenían previamente. Según la testigo, abonaron el total del importe, que fue de más de $500.000. Como hubo demoras en la entrega, vivieron un año y medio en un departamento de la calle Jujuy, ofrecido por Barenbreuker. En 2012, finalmente, pudieron mudarse a la unidad que habían adquirido. Sin embargo, “el edificio estaba en estado de obra total y absoluto... No había escrituras, no había reglamento de copropiedad, no había consorcio. En 2013, nos vinieron a cortar el agua, ya que Barenbreuker no había pagado el canon de infraestructura“, relató Lastra Lobo.
También contó que se instalaron medidores de gas, pero con certificados apócrifos, ya que el edificio no tiene certificado final de obra, y por esa razón no podía tener medidores individuales de gas ni de electricidad. “Desde el 2016, cuando se inició el juicio penal, sufrimos una persecución. Nos dijeron que éramos deudores por no pagar unas expensas extraordinarias, que eran gastos que correspondían a Barenbreuker. Desde hace un año que subimos los siete, ocho pisos por escalera, porque pusieron un sensor con tarjeta magnética, y a nosotros no nos dieron ninguna. El día que comenzó el juicio, tuvimos que bajar a oscuras, porque apagaron todas las luces. Hace seis años venimos esperando este juicio“, remarcó.
El juicio continuará hoy, y luego se reanudará el próximo lunes. (Producción periodística: Joel Katz)